El costo de sonar: reflexiones sobre las condiciones del DJ

Este texto habla sobre los límites que un DJ debe tener para ejercer su trabajo con dignidad. No todo vale por tocar; hay condiciones mínimas que se deben respetar.

Jesús León

6/2/20253 min read

El costo de sonar: reflexiones sobre las condiciones del DJ
Jesús León

Los DJs siempre queremos tocar. No importa cuántos años llevemos ni cuántos escenarios hayamos pisado: el deseo de compartir música, probar nuestra evolución y conectar con la gente está presente siempre. Ese impulso es tan poderoso que, muchas veces, nos lleva a aceptar condiciones lejos de lo ideal: poco público, falta de pago, cero respeto por nuestro tiempo. Aun así, decimos que sí.

"Toco, luego existo."

Aceptamos tocar sin cobrar porque el horario nos gusta, el lugar parece prometedor o hay otro artista importante. A veces creemos que esa exposición se traducirá en nuevas oportunidades. Y aunque puede ser parte del proceso, hay un punto crítico: cuando estas condiciones precarias se normalizan y se espera que trabajemos gratis por el simple privilegio de “sonar”, exigir lo mínimo se interpreta como arrogancia.

Si un DJ recibe su tarifa completa, las responsabilidades son claras: prepararse, presentarse a tiempo, ejecutar un set adecuado, respetar el espacio, al público y comunicar su fecha. Es cierto que somos también comunicadores, pero no somos RP’s. No nos toca vender boletos. Promover un evento es tarea del organizador. Si no hay pago, cualquier expectativa debe partir de un acuerdo. Y si alguien exige como patrón sin pagar, está abusando.

"¿Cobrar? No gracias, ya me invitaron una chela".

Es común ver acuerdos informales: tocar por bebidas, por exposición o por una tarifa simbólica. Estas condiciones pueden funcionar si son excepcionales, claras y voluntarias. Una bebida no sustituye un pago. Y tocar gratis junto a un artista reconocido puede valer la pena solo si realmente suma visibilidad, vínculos o validación artística.

Hay promotores que entienden el valor del DJ y ofrecen oportunidades reales. Pero también hay quienes no tienen idea del esfuerzo detrás: la preparación, el traslado, los años de práctica. Peor aún si nos tratan como parte del staff sin haber pactado nada formal.

Por eso, si fuéramos estrictos —como deberíamos—, debería existir siempre un contrato legal por prestación de servicios profesionales, firmado tanto por el promotor como por el DJ. Un acuerdo claro donde se establezcan las condiciones, los horarios, los pagos y las responsabilidades. No para volvernos burocráticos, sino para profesionalizar la escena y protegernos mutuamente.

Condiciones mínimas

Muchos DJs, especialmente quienes están en proceso de consolidarse, aceptan intercambiar ingresos por actividad, presencia o práctica. Está bien, siempre que sea una decisión consciente. Pero si aceptamos cualquier trato por miedo a quedar fuera, corremos el riesgo de que nuestro oficio pierda valor. Porque sí, tocar es un placer. Pero también es trabajo. Y el trabajo merece respeto.

En caso de no recibir pago por tus honorarios, a continuación propongo una lista de condiciones mínimas que un DJ necesita para presentarse con dignidad:

Técnico
– Cabina estable y segura.
– Equipo funcional (controladoras, CDJs, tornamesas, mixer, cables, PA).
– Monitoreo adecuado y sonido decente para el público.
– Conexiones adecuadas (USB, RCA, XLR, etc.).
– Iluminación mínima para operar.

Logístico
– Confirmación de horario y duración del set.
– Itinerario claro y respetado.
– Acceso sin complicaciones (ingreso, acreditaciones).
– Tiempo razonable para montar y desmontar (si es necesario).
– Apoyo para mover equipo propio, si aplica.

Hospitalidad
– Agua o bebida sin alcohol disponible.
– Acceso a sanitarios en buen estado.
– Consumo moderado si es parte del acuerdo.
– Trato profesional antes, durante y después del set.

Si se cumplen estas condiciones, aunque el pago no sea alto, se puede hablar de una presentación digna. Si además hay remuneración, hablamos de una relación profesional justa. Y si no hay nada, entonces tocar o no queda completamente a elección del DJ. Porque quien no paga, no puede exigir. Y quien quiere construir escena, empieza por respetar a quienes la hacen posible desde la cabina.

Un buen set puede transformar una noche. Por eso, invito a quienes organizan eventos a valorar este trabajo, y a quienes mezclamos, a buscar acuerdos justos. No se trata de ponernos por encima de nadie, sino de caminar con respeto. Si cada parte cumple su rol, entonces sí: que suene la música. Porque cuando hay respeto, la fiesta sí es de todos.