La selección musical del DJ: entre lo clandestino, lo popular, lo local y lo extranjero.
Este texto invita a repensar los prejuicios sobre la popularidad, apostar por la creatividad en lugar de las fórmulas fáciles y reconocer el potencial de nuestra cultura local para aportar con originalidad a la escena global de la música electrónica.
Jesús León
4/27/20254 min read


La selección musical del DJ: entre lo clandestino, lo popular, lo local y lo extranjero.
Jesús León y CHat GPT
En la escena de la música electrónica, la selección musical del DJ no es sólo una curaduría de tracks: es una declaración. Es una postura frente al sonido, al momento histórico y al tipo de experiencia que se quiere ofrecer. Pero ¿qué sucede cuando lo popular se convierte en enemigo de lo auténtico? ¿Por qué se penaliza tanto que una canción forme parte de los tops de popularidad, incluso cuando esa misma canción podría encajar perfectamente en una propuesta sólida?
He escuchado muchas veces que un DJ no debe tocar lo que todo el mundo toca, especialmente si está en el top ten de Beatport. Incluso el promotor más grande de México ha dicho abiertamente que no considera sets que incluyan canciones del top ten. Entiendo el argumento: si todos están tocando lo mismo, entonces nadie está diciendo nada. Pero también me hace preguntarme si estamos juzgando a las canciones por su contexto de consumo, y no por su capacidad de resonar con una propuesta artística específica. ¿Una canción pierde su valor creativo solo por haber llegado a muchas personas?
Si lo vemos desde la perspectiva de un productor, el objetivo no es permanecer underground por siempre, sino llegar cada vez a más oyentes. Entonces, ¿ser popular es el problema, o es el camino fácil hacia la popularidad lo que incomoda?
Vivimos en una época en la que los remixes y mashups dominan la pista. Y no cualquier remix: hablo de la sobreexplotación de samples, de música de los 80s, de clásicos del dance, de rock o de hits urbanos actuales (Daft Punk - One More Time / Modjo - Lady / Sophie Ellis-Bextor - Murder in the Dancefloor; por mencionar algunas) . Es cada vez más común escuchar una base de house o techno acompañada por la voz original de Gloria Gaynor o incluso de proyectos jóvenes, manteniendo casi toda la estructura original de la canción sin una propuesta que recontextualice la melodía o la base rítmica. Y así nos encontramos con el remix del remix del remix de “Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight)”. ¿Eso es innovación o simplemente una fórmula cómoda?
Cuando el DJ empieza a utilizar este tipo de recursos de forma sistemática, la línea entre la creatividad y la complacencia se vuelve difusa. El público, poco a poco, se acostumbra a una selección predecible y, a veces, ni siquiera distingue si lo que está bailando es house, techno, pop o reggaetón reempaquetado. En ese entorno, ¿qué espacio tiene la autenticidad? ¿qué lugar le damos a la sorpresa, a lo desconocido, a ese track que te sacude sin que puedas reconocerlo al instante?
También hay una dimensión generacional y contextual que no podemos ignorar. Tomemos el ejemplo de “World, Hold On” de Bob Sinclar. Cuando salió, en 2006, (en mi contexto) era un track que sonaba en antros comerciales, mezclado con música “digerible”, mainstream. Hoy, casi dos décadas después, DJs más jóvenes la descubren como si fuera nueva, la incorporan en sus sets y funciona. Entonces me pregunto, ¿cuándo una canción deja de estar “prohibida” por haber sido un hit, y se convierte en un clásico rescatable? ¿cuál es la fecha de caducidad del prejuicio?, entonces ¿es válido tocar un set de puros hits del pasado?
Pareciera que lo que importa no es si una canción fue popular, sino cuándo lo fue. Si está en el top ten actual, es visto como perezoso o básico; si estuvo en el top ten hace 20 años, puede usarse con aire de sofisticación o como guiño vintage. ¿No es este un doble estándar?
Al final, la verdadera diferencia está en la intención y en el trabajo detrás de cada selección. Tener una propuesta auténtica requiere tiempo y amor. Tiempo para buscar, para experimentar, para equivocarse, para escuchar con atención y aprender. Amor para disfrutar cada repetición, para conectar con cada transición, para compartir con honestidad eso que a ti te emociona. Sin esos dos ingredientes, cualquier set —sea popular o no— suena vacío.
Posdata :D
Un fenómeno que me llama la atención sucede en la selección de tracks que los grandes DJs internacionales usan en México, ejemplo, en un intento por conectar con el público local, deciden poner canciones de los 90s, como Vuela, Vuela de Magneto. Y estoy seguro que hay mucho otros ejemplos. Para mi este tipo de decisiones refleja una desconexión con el verdadero espíritu de la música electrónica, como si pensar que la audiencia mexicana, por el hecho de ser latina, necesita escuchar lo que se considera "popular" o "nostálgico". Lo curioso es que algunos DJs/Productores mexicanos también caen en esta tentación, utilizando remixes o vocales de artistas que están en el ojo público, solo porque están de moda o activos en nuestro contexto. Hay una peligrosa tendencia de asociar nuestra cultura con estereotipos y con lo que se percibe como "fácil" o "comercial", ignorando por completo la diversidad y la riqueza musical de la escena electrónica mexicana. Para los verdaderos amantes de la electrónica, lo que buscamos es una experiencia de sorpresa, algo inesperado, algo que nos saque de lo conocido, no caer en la trampa de la nostalgia de las modas y el pop.
En Latinoamérica, queda claro que el nivel de nuestra conversación musical ya es más alto y parece que los artistas internacionales no se han dado cuenta; no sé si más alto que Europa, pero definitivamente podemos competir. Desde lo local hasta lo global, tenemos grandes talentos para competir con grandes artistas que se encuentran en el circuito de la "Fórmula 1" de la electrónica (y nuevamente me refiero a Toluca). Nuestra cultura musical es inmensa, y nuestra facilidad para crear también lo es, de una manera genuina y auténtica.